Vista de la gravera realizada en Alfocea. |
Sin embargo dicha extracción
no cuenta con ninguno de los permisos requeridos, generando un daño
irreparable, no solo por su gran impacto paisajístico, al encontrarse frente al
casco urbanos de la localidad y afectar al emblemático barranco de Los Lecheros
y al entorno del Galacho de Juslibol además que se trata de un espacio de
yesos, frágil y dicha extracción de gravas ha destruido la vegetación gipsófila y ha ocasionado
desprendimientos al cauce del barranco, además de ocasionar un talud de fuerte
pendiente con grave riesgo de erosión al alterar drásticamente el relieve
natural.
Las entidades ecologistas han
requerido a la Confederación Hidrográfica del Ebro, a DGA y al Ayuntamiento de
Zaragoza, conocer quién y qué tipo de autorización se ha dado para llevar abrir
esa gravera que lleva a cabo la maquinaria de la empresa de áridos Carmelo
Lobera. Pero no se ha obtenido respuesta alguna.
En los últimos tiempos, el
escarpe del Ebro entre Juslibol y Alfocea ha sufrido graves atentados,
incumpliéndose la protección municipal existente, como la intervención de hace
año y medio en el escarpe del Galacho de Juslibol ,realizado también por la
misma empresa de Carmelo Lobera sin contar con los informes previos de la
Agencia de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento, y el circuito
clandestino de ciclos, abierto en Alfocea, ambos casos todavía están pendientes
de restauración y denunciados por las asociaciones ecologistas.
Por todo ello, demandamos la paralización
inmediata de la gravera de Alfocea y la restitución de los daños causados, la
investigación del procedimiento seguido para el encargo de la obra y la demanda
de responsabilidades a los políticos y
técnicos que han consentido semejante despropósito durante tres meses.
En Zaragoza, 3 de julio de 2015.
En Zaragoza, 3 de julio de 2015.
Solo espero que este año que viene no tengamos que ver los campos inundados por vuestro oportunismo e insensatez
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